La sacrilegia

Esta era una chica, la tramposa del barrio que va a la iglesia.

-padrecito, padrecito. Se sincera la tramposa.
-tengo que confesarle que estoy enamorada de usted,
sé que esta mal por que usted es cura.
¿cree que me salvaré, padrecito?
y el padre le responde,
-ga gracias que ya va comensar la misa,
que si no, no te salvaba el padre, el hijo
ni el espíritu santo.

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